A veces hay hombres que son capaces, con su capacidad de oratoria, cambiar el curso de la historia. La entrada de hoy es para uno de esos hombres. Su hombre es Winston Churcill, crucial en el acontecer de la Segunda Guerra Mundial y cuya vida tiene dos curiosidades dignas de este blog.
Churchill nació en 1874 en una familia aristocrática (una curiosidad dialéctica: eran los Duques de Malborough, lo que juntó en una persona a las dos principales marcas de tabaco actuales, aunque ninguna de los dos tiene nada que ver con él).
Su vida estuvo ligada con la política, en diferentes cargos (llegó a ser ministro de hacienda), y, en los años 30, fue el primero en identificar el peligro que supondría Hitler. En 1939, cuando estalló la guerra, fue nombrado primer ministro del almiraztango (ministro de defensa) y en junio de 1940, tras dimitir el Primer Ministro, él lo sucedió.
Tenía un carácter muy difícil, siendo muy arisco e irascible, pero eso fue vital para evitar la rendición (cuentan que hubo una noche en la que el gobierno británico ya tenía preparada la rendición, pero Churchill les convenció para aguantar un día más y poco a poco consiguió que finalmente no se produjera). Hay que recordar que desde que Francia se rindiera en junio de 1940 hasta que la URSS declaró la guerra a Alemania, en junio de 1941, Gran Bretaña libró una guerra contra los nazis completamente sola y aguantó todo un año de bombardeos continuos.
Londres fue bombardeada durante 50 noches consecutivas, pero Churchill era un hombre duro y buen político, consiguió que EEUU les ayudara incluso antes de entrar en guerra por su amistad con Roosevelt (que tiene también para una entrada), pero por encima de todo, tenía una capacidad importante, su capacidad de dar discursos.
Fue habitual la cantidad de discursos de Churchill a la población por la radio, que consiguió mantener la moral de la población y del ejército y gracias a ellos, aguantar el asedio de los alemanes y evitar el cambio del signo de la guerra.
Y acabó la guerra y entonces se produjeron dos momentos muy curiosos. El primero de ellos fue en 1945. Podéis imaginar la situación, Churchill, un hombre que consiguió aguantar en los momentos más duros y derrotar a los nazis se presenta a las elecciones para primer ministro… ¡¡y las perdió!! A día de hoy, es impensable cómo un hombre de ese carisma y en esa situación pudo perder las elecciones, pero el pueblo es soberano, quiso romper con la gestión de la guerra y tuvo que pasar a la oposición.
Pero Churchill, hombre de estado por encima de todo no se enfadó y abandonó a su pueblo, sino que se mantuvo en la oposición hasta que en 1951 consiguió ganar las elecciones y ser, ya legitimado por las urnas, primer ministro.
En 1953 tuvo el segundo momento curioso de su vida. Se le otorgó el Premio Nobel. Supongo que todos los que me leen, habiendo leído lo anterior pensarán que se le otorgó el Premio Nobel de la Paz. Pues no. Se le otorgó el Premio Nobel de Literatura. En la descripción al premio se decía: “por su dominio de las descripciones biográficas e históricas así como por su brillante oratoria en defensa de los valores humanos exaltados”.
Se le concedió el Premio Nobel de Literatura por sus discursos durante la Segunda Guerra Mundial, que consiguió defender un país completo desde un micrófono, manteniendo la moral del Pueblo. Nunca escribió una novela ni un ensayo (sí alguna biografía, pero de un nivel no demasiado destacado). Pero la literatura no son sólo libros y esto es una demostración.
Como también demuestra lo importante que es saber hablar. Quizás lo más importante de todo.
¡¡Ah!!, esa intro del "Live After Death" con el discurso de Churchill arengando a los ingleses, justo antes de comenzar ese "Aces High"…